Bajo el lecho de un mundo ignorante se sumergen mis ideales
que día a día se funden en la idiotez de un principio inexistente.
Rostros de seres imaginarios plasmados en todo lugar,
y una practica constante aislada de toda razón
que domina sus vidas y acciones.
Regidos por una ley fragmentada y un dios fantástico
nuestras vidas pierden su color,
nos convertimos en autómatas esclavos de lo pasajero
conducidos por la inercia
y reactores activos de un entorno grisáceo.
Suelo soñar con un lugar llamado hogar,
es una utopía libre en la que no existe supremacía alguna,
una anarquía perfecta en la que todos los seres somos uno.
Es un lugar sin dios y sin ley.
- Federico Restrepo -